Adolescentes.

Este papa hizo un terrorífico descubrimiento en la habitación de su hijo que nadie quisiera repetir.


Un padre entró en la habitación de su hijo. Y pudo darse cuenta, con ese olfato característico de los padres, que algo allí no andaba bien. La habitación está muy bien ordenada y la cama está hecha también. 

Todo su cuerpo se estremeció y sintió como le subía la adrenalina por el cuerpo, cuando vio una carta, encima de uno de los cojines de la cama. En el sobre decía: "para papá". 

Con inmenso temor, sus ojos ya llorosos y sus manos temblando, abrió la carta para empezar a leer lo que allí estaba escrito para él: 




Querido papá: con mucha lástima y tristeza te escribo esta carta. Me he fugado con mi nueva novia porque quería evitar que tu y mi madre me hicieran una escena. He encontrado el verdadero amor con Stacy, ella es tan buena y especial, pero sabía que ustedes no aprobarían nuestra relación por sus piercings y sus tatuajes, sus apretadas ropas de motociclista y el hecho que ella es mucho mayor que yo. Pero no solo es la pasión papá; ella está embarazada. 

Stacy dice que seremos muy felices. Ella vive en un trailer cerca de un bosque y tiene una gran pila de leña cortada para el invierno. Los dos compartimos el sueño de tener muchos hijos. Stacy me ha abierto los ojos para entender que la marihuana realmente no daña a nadie. estamos cultivándola para nosotros y para intercambiarla con otras personas en la comuna - por toda la cocaína que Stacy y yo queremos. Mientras tanto, seguiremos orando para que la ciencia encuentre pronto una cura definitiva contra el SIDA, para que Stacy pueda ponerse mejor. ¡Ella se lo merece! 

NO te preocupes papá. Ahora tengo 15 años y se cuidarme solo. Estoy seguro que algún día podremos regresar para visitarte para que puedas conocer a todos tus nietos. 

Con amor, tu hijo Joshua. Pd: Todo lo que dice arriba es mentira papá. Estoy en la casa de Jason. Solo te quería recordar que hay cosas peores en la vida que las notas escolares que a propósito están sobre la mesa de la cocina. Llámame cuando sea seguro para mí regresar a casa. Este jovencito encontró un truco para manejar a sus padres para no ser duramente castigado por el mal reporte de sus notas escolares. Comparte esta loca manera pero original idea de este muchacho y astuto chico quién por primera vez por sus malas notas, hará reflexionar un poco más a su padre.

La leyenda del “hilo rojo”… mi realidad



Quien haya leído sobre esta leyenda, sabe que se dice que cada persona está conectada por un hilo invisible a otra persona, y esto es muy real. Seguramente en este momento piensas en alguien que a pesar del tiempo aun recuerdas, aun añoras y echas de menos.

Esto es para ti, el hombre del otro extremo de mi hilo rojo: te conocí aun siendo adolescente, sé que tú al igual que yo, desde ese momento te conectaste a mi para siempre; éramos unos niños comenzando a vivir la vida, tuvimos esa emoción loca de estar juntos aun sin saber lo que una relación significaba, pero lo hicimos, y ambos nos besamos por primera vez. Fue una relación corta, tan corta como lo era nuestra vida.
Seguimos el camino por separado, pero las circunstancias nos permitieron saber el uno del otro. A grandes rasgos, nos enterábamos de nuestro avance y crecimiento. Nos convertíamos en adultos jóvenes, cuando volvimos a tener contacto; a estas alturas ya habíamos pasado por distintas experiencias. Yo continúe mis estudios hasta la licenciatura, tú no… tú quisiste ser rebelde y comenzar a conocer lo dura que era la vida desde muy corta edad, tal vez por necesidad, tal vez por deseo… creo que fue lo primero. Tuviste una infancia difícil, tenias que haber pensado que debías vivir tu propia vida lo más pronto posible.
Yo, sin embargo, decidí ser hija de familia, comprometida con mis estudios y obligaciones en casa; contrario a ti, me cultivé intelectualmente y me rodeé de amistades con los mismos intereses. Quien haya tenido la oportunidad de acercarse al conocimiento y la cultura sabrá, que difícilmente escogerá relacionarse con personas que no sigan ese mismo fin. Así pues, nos formamos en ámbitos y entornos muy diferentes pero el hilo rojo seguía allí, oculto, latente y fuerte pero apenas perceptible.
Pasaron algunos años, durante los cuales yo investigué sobre tu vida; entonces apenas rebasábamos la veintena de edad, cada uno había vivido ya sus amores y desamores, tropezado y también acertado en algunas pasos. Estábamos creciendo por separado, pero sin soltarnos del todo. Un día, recuerdo bien, supe que tenias una relación muy seria con una joven chica a la cuál apoyabas de muchas formas. Tuve la oportunidad un par de veces, de estar cerca de ustedes y observar que efectivamente, tú te desvivías por ella. Sin embargo, cuando coincidíamos, tu sonrisa y tu forma de mirarme era diferente, nuestros sentidos alertaban de un sentimiento que aunque adormecido, era lo suficientemente nítido como para pasarlo desapercibido. Nosotros manteníamos la distancia y nunca hablamos al respecto.
Por otra parte me enteré que tu indagabas sobre mis pasos. Yo estudiaba el nivel superior y en ese momento vivía al igual que tú, una relación de ensueño. Tenía a mi lado a un chico maravilloso, éramos la pareja perfecta, según la apreciación de las personas que nos rodeaban, fue entonces, que me enamoré por completo y era totalmente correspondida. Ese joven era lo máximo. Tuviste la oportunidad de conocerlo, y así ambos vimos como aquellas personas nos hacían los seres más felices del mundo.
Al pasar un par de años más, precisamente en fin de año, coincidimos. Esa noche lucias muy atractivo, lo recuerdo bien: vestías un pantalón formal gris con raya de gis y una camisa color palo de rosa… jamás te vi vestido así antes… siempre fuiste descuidado y preferías las prendas holgadas y sin combinación. Vestías así por una razón muy importante… !te casabas!… estabas que rebosabas de felicidad. Recuerdo que te felicité y me invitaste una bebida. Esa misma noche yo te informaba que mi pareja por casi tres años, aquel chico que adoré como a nadie y con quien alguna vez hablé sobre pasar el resto de nuestras vidas juntos, me había engañado, y no solo eso, me lo había hecho saber de primera mano, echando mis sentimientos a la basura y haciéndome pasar por la más profunda de las depresiones. Era tan contrastante tu enorme alegría contra mi profunda y resignada tristeza. Recuerdo que sonreía con una ligera envidia ya que tú estabas cumpliendo tu sueño y el mío se había destruido.
Nuestras vidas continuaron, yo me recuperaba y lograba mis propios objetivos, había conocido a otros hombres y habían sucedido cosas interesantes, mas nada había tenido una verdadera relevancia. No quise volver a regalar mi cariño a cualquiera y me volví recelosa y desconfiada. Luego de un par de años y cuando yo estaba a menos de un año de terminar mis estudios superiores, una amiga en común me informó que vivías un matrimonio infeliz. Tanto te desviviste por esa mujer, que pronto te diste cuenta que entre más le dabas, ella más quería. Tuviste que irte del país y buscar medios para sostener sus caprichos, todo para que al volver, ella te dijera, que nada era suficiente y que te dejaba.
Por ese tiempo coincidí con tu mamá y me habló de ti, de la fuerte depresión por la que atravesabas. Me dijo que no deseabas hacer nada, que todo en tu vida se había derrumbado, claro, no podías creer que la persona a la que mas amabas en la vida te hubiese abandonado, a pesar de haberlo dado todo por ella y por ustedes; en aquella ocasión tu madre me insistió en que quizá era buena idea que me acercara a ti y servirte de oído, porque no querías hablar con nadie conocido o que fuese muy cercano. Me negué. Yo no era tu amiga en realidad y no me involucraría sin ser requerida a petición exclusivamente tuya. Pero me sentí triste por ti. Quizá porque yo te comprendía, yo también había pasado ya por una decepción en el pasado.
Pasó  un año más, yo recién egresada había conseguido trabajo en una ciudad vecina a la nuestra, me encontraba de nuevo en una relación, solo que, un tanto conflictiva. La distancia se había convertido en mi enemiga principal y vivía en una situación amorosa de intermitencia. No quería estar sola, pero tampoco estaba bien con mi pareja. Había conocido también a alguien en aquella ciudad y me encontraba en un conflicto existencial bastante desconcertante.

































Por aquellos días, en una noche a principios de año, recibí un mensaje en mi celular, era tuyo… no recuerdo con exactitud lo que decía, ya que para serte franca, no le preste demasiada atención; seguro me saludabas, yo simplemente no respondí. No me apeteció hacerlo. Quizá tenia miedo de hacerlo, de nuevo nuestra conexión me forzaba a negarte frente a lo evidente.
A partir de ese momento me buscaste reiteradas veces, yo rara vez respondí. Un día llegando a mi ciudad natal en la casa paternal, me recibió mi madre diciendo que había estado recibiendo llamadas de tu parte… mi reacción fue de molestia… ¿Por qué estabas siendo tan insistente?, ¿por qué te atrevías a llamar a casa de mis padres, cuando estaba claro que tenias mi numero de celular? ¡te aluciné! No me interesaba tener nada que ver contigo, no éramos amigos, no teníamos nada en común o eso me convenía pensar.
Finalmente y luego de mucha insistencia, acepté verte, pero sólo te recibiría fuera de casa, no quería ir contigo a ninguna otra parte. No quería darte la oportunidad de estar a solas conmigo. Llegaste esa tarde, habías conseguido un auto prestado porque según me dijiste, tu ex te había dejado con lo puesto y estabas comenzando a salir de nuevo adelante.
Esa tarde hablamos de ti, de lo que habías pasado, hasta entonces supe que realmente habías estado abatido pero finalmente decidías continuar. Me confesaste entre otras cosas que siempre había sido yo alguien especial en tú vida y que pretendías, si yo accedía, comenzar una relación. Yo me negué, yo te dije que ya tenía una relación y que debías continuar tu vida con alguien más. Recuerdo perfecto como esa tarde algo sucedía en mi interior, pero no quise hacer caso. Te acercaste para quererme besar y no te lo permití. Quizá en el fondo sabía que si te lo permitía, ya no habría vuelta atrás.
Sin embargo, mis razones para no aceptar fueron otras; no eras la persona que yo deseaba tener a mi lado, no cumplías con mi prototipo de pareja, no eras lo que las personas a mi alrededor esperaban que yo tuviera a mi lado. Lo sé, es una idea absurda, pero real.
Si, lo confieso, con algo de vergüenza pero, éramos muy distintos, perseguíamos objetivos distintos, a pesar de los años seguías siendo aquel chico sin aspiraciones, sin ganas de sobresalir y sobre todo, carecías de algo que para mí era muy importante… educación.
Así pasaron un par de años más, muchas vivencias y aprendizajes para ambos. Yo había vuelto a mi ciudad natal de forma permanente y de nuevo el destino nos hizo coincidir, una vez más para fin de año. Fue en una fiesta, llegaste, ibas acompañado por tu familia, pero también por alguien más… una chica que tomabas de la mano, no tuve duda de quién era y de lo que eran, porque ¡ella estaba embarazada!… Noté que era muy joven, varios años menos que tú, era linda pero sin gracia. Respiré profundo, sentí una extraña combinación de sensaciones: de vacío y a la vez de descanso, porque sabía que ya no insistirías conmigo pero a la vez sentí celos porque sabía que yo había dejado de ser importante para ti. ¡Que equivocada estaba!
Esa noche, luego de unas horas en la fiesta, tu familia se retiró, ella con ellos y tú… ¡tú no! tú te quedaste, después de que toda la tarde estuviste siguiéndome a todas partes con la mirada y queriendo acercarte, por fin lo hacías… Sin titubeos ¡te acercaste a mí!… fuiste hasta donde yo estaba sentada, te acercaste y me dijiste: ¡Hola! ¿Cómo estás?. ¡Apenas podía creer lo que sucedía!
Yo te había mandado a volar sin miramientos y tú, estabas allí, aun después de muchos meses, después de que te habías vuelto a casar y ahora que esperabas un hijo con aquella chica… ¿Qué era lo que pretendías?, ¿A caso te habías vuelto loco?. Esa platica fue corta pero aun pensando que ya no podía sorprenderme nada, sucedió… yo te dije: me da mucho gusto que te hayas vuelto a casar y que estés esperando un bebe, ¡te felicito!…Tú, con voz grave, seria y profunda respondiste: No me felicites. Una noche la conocí, le pedí ser novios y ella aceptó. Estoy con ella porque sus sentimientos son buenos y me quiere bien, pero… yo no la quiero a ella, yo te quiero a ti.
Fue tu respuesta un halago a mi ego sin lugar a dudas, también fue inesperado y tuve miedo, tuve pánico porque comprendí ese día, que tú no ibas a descansar hasta lograr que algo sucediera entre los dos. Y lo preocupante era que muy en mi interior yo lo deseaba, siempre lo desee pero mis prejuicios y cánones sociales me impedían sentirlo.
No volví a saber de ti por casi un año más, yo me encontraba sin pareja y de nuevo, cerca de fin de año, para tu cumpleaños hice algo inesperado… te envié un mensaje al celular, me respondiste enseguida, agradeciendo el detalle y agregaste ¿podemos vernos?, hay algo que quiero contarte, dudé unos minutos y respondí, sin importarme nada: Si.
Nos vimos unos días después. Yo estaba nerviosa, no sabía que era lo que iba a suceder, o ¿quizá si?… Llegó la hora y me recogió en el lugar acordado, subí a su auto y al verlo supe que esa cita era muy importante para él; se había esmerado en su vestir, llevaba pantalón de mezclilla a la medida y una playera tipo polo en color palo de rosa (de nuevo vestía como no era su costumbre) y lo hacía sin duda, para complacerme.
Después de ir a tomar un helado y conversar trivialidades, me informó que se había vuelto a separar. Fue una conversación larga, muy profunda de hecho. Volvió a mencionar que me quería y que siempre guardaba un recuerdo intachable de mí. Hablamos sobre la niñez, sobre nuestra adolescencia, cuando nos conocimos, como había crecido en nosotros ese sentimiento y conexión extraña, ese “hilo rojo” que nos había mantenido de alguna manera unidos durante tantos años y me contó de esos extraños huecos en el estómago que se hacían presentes cada que nos veíamos o estábamos cerca. Yo coincidí con él.
Finalmente, luego de diecisiete años de un viene y va entre nosotros, luego de experimentar cada quien sus propias vivencias por separado, estábamos allí, a los veintiocho años de edad tomados de la mano y queriendo comenzar algo que no sabíamos a donde iría a parar. De nueva cuenta en el mes de diciembre, iniciábamos un romance. Si, por fin había sucedido y fluyó como agua de río en creciente.
















Fue una historia tan pasional, tan fuerte, como algo que has esperado tanto y por fin has conseguido tener. Ambos nos embriagamos del otro y quizá, menguando la  pérdida de tiempo, la larga espera por el otro, nos entregamos por completo; él, sintiéndose vencedor por haber logrado que volteara hacia él y yo sintiéndome dichosa a su lado porque comprobé las ansias que tenia de mi, de lograr tenerme, de demostrarme tanto amor.
El destino nos había preparado para esa situación, nos encontramos en el momento adecuado y por las razones justas.
Lo nuestro fue muy intenso, sé que lo recuerdas perfecto, igual que yo. Disfrutaste cada instante porque sabias, que tampoco esta vez era para siempre. Después de todo, nunca fuimos una pareja a la luz, ya que yo no lo permití; mis prejuicios continuaron y tú aunque separado, nunca te divorciaste, y tenias una hija, a la que no quisiste provocar un conflicto entre mi presencia y la de su madre.
Quizá nos conformamos, quizá finalmente habíamos logrado el objetivo real… !Amarnos! Más sabíamos que nuestra historia solo sería eso, dos personas que se aman y se hacen el amor, pero cada uno sigue su vida por separado.
Cuatro fueron los años que duró esta historia, ¡si!, cuarenta y ocho maravillosos meses de loco amor. Se preguntarán… ¿quién dio fin a esta historia?… !fui yo!
Una noche, también en diciembre, tomé la decisión de abandonarlo; se lo dije de frente y con lágrimas en los ojos, le confesé que lo adoraba pero que era imposible seguir. No existieron razones lógicas, ni congruencia entre sentimientos y acciones, pero sucedió, era necesario terminar. Me llamarán loca y se preguntarán… ¿a caso se puede abandonar aquello que te hace la persona más feliz del mundo?… Si, simplemente, si.
Ese “hilo rojo” es invisible, tan invisible que jamás puede verse en la realidad, solo ese par de seres, que en el mundo se sienten conectados, entienden que la unión siempre será imposible, por las razones más insólitas e increíbles que se puedan imaginar.
Esa leyenda del “hilo rojo”, sépanlo, es muy real. Disfruten entonces esa mística conexión con su amor imposible y guárdenlo en la mente y corazón como aquello tan hermoso, que jamás podrá ser revelado a los ojos del mundo, pero que sin duda, es un lazo candente que nunca dejará de lacerar. Por muy lejos que se encuentren de él, por mucho que se resistan, se encontrarán por pequeños momentos, vendrán a su vida como ligeros espasmos; siempre invisibles, pero tan reales como respirar.
A ti, que compartiste conmigo tanto, por tantas coincidencias, por permanecer en mi vida, aun que quizá, ahora si haya sido el final: ¡Te adoro!
Ahora mismo, hace casi dos años que no sé de ti, no sé qué haces, ni donde te encuentres; pero sé que quizá en un corto tiempo, volveremos a coincidir, quizá en un nuevo diciembre, como ya se volvió costumbre. Entonces aparezcas, nos veremos a los ojos, aguantaremos la mirada unos segundos, luego la desviaremos y continuaremos como siempre, con nuestros caminos y experiencias por separado. Al fin y al cabo ese “hilo rojo”, aun a capricho nuestro, nos mantendrá unidos por siempre de corazón.

Escrito por: Vía Internet.
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Mujer publica anuncio buscando marido millonario y un millonario le responde



Si bien es algo cómico, no deja de tener mucha seriedad y realismo el asunto. Una mujer escribió pidiendo consejos sobre la manera idónea para conseguir un marido millonario, situación que ya de por sí es algo cómica, aunque lo mejor de todo es la respuesta tan perfectamente que recibió por parte de un hombre que dice ser muy rico para declinar la solicitud de la joven.

Aviso de la Joven:

mujer-busca-millonario“Soy una chica hermosa (yo diría que muy hermosa) de 25 años, bien formada y tengo clase. Quiero casarme con alguien que gane como mínimo medio millón de dólares al año.
¿Tienen en este portal algún hombre que gane 500.000 dólares o más? Quizás las esposas de los que ganen eso me puedan dar algunos consejos.
Estuve de novia con hombres que ganan de 200 a 250 mil, pero no puedo pasar de eso, y 250 mil no me van a hacer vivir en el Central Park West.
Conozco a una mujer, de mi clase de yoga, que se casó con un banquero y vive en Tribeca, y ella no es tan bonita como yo, ni es inteligente.

Respuesta del millonario:

“Leí su consulta con gran interés, pensé cuidadosamente en su caso e hice un análisis de la situación. Primeramente, no estoy haciéndole perder tiempo, pues gano más de 500 mil por año.
Aclarado esto, considero los hechos de la siguiente forma: Lo que Ud. ofrece, visto desde la perspectiva de un hombre como el que Ud. busca, es simplemente un pésimo negocio.
He aquí los por qué: Dejando los rodeos de lado, lo que Ud. propone es un simple negocio: Ud. pone la belleza física y yo pongo el dinero.
Propuesta clara, sin recovecos. Sin embargo existe un problema. Con seguridad, su belleza va a decaer, y un día va a terminar, y lo más probable es que mi dinero continúe creciendo.
Así, en términos económicos, Ud. es un activo que sufre depreciación y yo soy un activo que rinde dividendos. Ud. no sólo sufre depreciación, sino que, como asta es progresiva, ¡aumenta siempre!
Aclarando más, Ud. tiene hoy 25 años y va a continuar siendo linda durante los próximos 5 a 10 años; pero siempre un poco menos cada año, y de repente, si se compara con una foto de hoy, verá que ya estará envejecida.
Esto quiere decir, que Ud. está hoy en “alza”, en la época ideal de ser vendida, no de ser comprada.
Usando el lenguaje de Wall Street, quien la tiene hoy la debe de tener en “trading position” (posición para comercializar) , y no en “buy and hold” ( compre y retenga ), que es para lo que Ud. se ofrece.
Por lo tanto, todavía en términos comerciales, el casamiento (que es un “buy and hold”) con Ud. no es un buen negocio a mediano o largo plazo, pero alquilarla puede ser en términos comerciales un negocio razonable que podemos meditar y discutir usted y yo.
Yo pienso que mediante certificación de cuán “bien formada, con clase y maravillosamente linda” es, yo, probable futuro locatario de esa “máquina”, quiero lo que es de práctica habitual: Hacer una prueba, o sea un “test drive…” para concretar la operación.
En resumidas cuentas: como comprarla es un mal negocio, por su devaluación creciente, le propongo alquilarla por el tiempo en que el material esté en buen uso. Esperando noticias suyas, me despido cordialmente.
Un millonario que por eso es millonario”
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18 características peculiares del embarazo



Como cualquier madre te dirá, el milagro de la maternidad no es un camino fácil. Dejando de lado las náuseas matutinas y los dolores del parto, hay muchas cosas que suceden a la hora de traer a esos pequeños al mundo. Y algunas de ellas son simplemente abrumadoras.
Durante nueve meses (¡o a veces más!) las mujeres nos convertimos, básicamente, en superhéroes (teniendo en cuenta todo lo que soportamos). Sí, vale la pena cuando ves esas pequeñas caritas mirándote por primera vez, pero eso no quiere decir que cualquiera de estas cosas sea menos extraña.

1. El número de cesareas ha aumentado al triple con respecto a una década atrás: hoy en día, 1 de cada 3 mujeres da a luz a través de este método.

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2. Durante la segunda mitad del embarazo, tu bebé orinará alrededor de un litro cada día. Y luego se lo beberá.embar2


3. Durante el curso de un embarazo el útero se expande desde el tamaño de un durazno hasta aproximadamente el tamaño de media sandía. Eso es aproximadamente 500 veces su tamaño normal.embar3


4. Cuando las mujeres se acercan al final del embarazo, la placenta produce más estrógeno en un día de lo que una mujer que no está embarazada produciría en casi 3 años.

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5. El fluido extra y la retención de líquido puede causar que los pies de las mujeres embarazadas aumenten una talla de zapato.

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6. Es posible estar embarazada durante un año: El embarazo más largo del que se tiene registro duró 375 días.embar6


7. Las posibilidades de tener un embarazo múltiple aumentan en madres altas o con sobrepeso.embar7


8. Las mujeres embarazadas realmente sufren de un aumento del sentido del olfato. Este es el mecanismo que tiene el cuerpo para alejarlas de comidas que serían dañinas para el bebé.embar8


9. Es común que las mujeres experimenten un cambio en el tono de la piel durante el embarazo. Sucede en el 90% de los casos.

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10. Las huellas dactilares del bebé se forman durante los 3 primeros meses del embarazo.embar10


11. Los bebés recién nacidos pesan cada vez más.

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12. La presión sanguínea aumenta durante el embarazo por lo que el sangrado de nariz y de las encías es común.embar12


13. Hay estudios que han demostrado que los bebés pueden saborear lo que la madre come. Sabores fuertes tales como el del ajo pueden pasar con facilidad a través del líquido amniótico.embar13


14. El único método científicamente comprobado para inducir el parto es la estimulación de los pezones, también conocida como ‘la técnica cómoda’.

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16. ¿Has escuchado eso de que si sufres de mucha acidez durante el embarazo significa que tu bebé nacerá con mucho pelo? Es cierto.

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17. Los bebés lloran en el vientre. No porque estén enojados, sino porque practican para el gran día.embar17


18. Las mujeres embarazadas y las que acaban de ser madres, pueden producir leche al escuchar un bebé llorar, incluso si el bebé no es hijo de ellas.

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Esto es lo que sucede en el cerebro de una mujer cuando se convierte en madre


Este artículo fue escrito originalmente por Adrienne Lafrance para The Atlantic
Desde dicha y apego hasta ansiedad y el deseo de proteger, el comportamiento maternal comienza con reacciones bioquímicas.
La artista Sarah Walker me dijo una vez que el convertirse en madre es como descubrir la experiencia de tener un nuevo cuarto en la casa en la que ya vives. Siempre me gustó la descripción de Walker porque es más precisa que lo que la que muchos dan cuando llega un recién nacido a su vida: Todo cambia.
Porque muchas cosas sí cambian, claro, pero para las madres primerizas, algunas de las diferencias más duras son también las más íntimas: los cambios emocionales. Los cuales, resulta, son en gran parte neurológicos.
Varios neurólogos me dijeron que incluso antes de que una mujer dé a luz, el embarazo altera la estructura misma de su cerebro. Después de siglos de observar cambios en el comportamiento de las nuevas madres, solo recientemente los científicos han comenzado a vincular de forma definitiva la forma en la cual la mujer actúa con lo que está sucediendo en su corteza pre frontal, mesencéfalo, lóbulos parietales, y en el resto del cerebro. La materia gris se vuelve más concentrada. La actividad aumenta en las regiones que controlan la empatía, ansiedad, e interacción social. Estos cambios, incluso en un nivel básico, inducidos por una inundación de hormonas durante el embarazo y en el periodo de post parto, ayudan a que la madre sea atraída hacia su nuevo bebé. En otras palabras, esos sentimientos maternales de amor sobrecogedor, protección feroz, y preocupación constante comienzan con reacciones en el cerebro.





































Muchos científicos creen, además, que el hacer un mapa del cerebro maternal es la clave para entender porqué tantas madres primerizas sufren de serias ansiedades y depresiones. Se estima que una de cada seis mujeres sufren de depresión post parto, y en muchas de ellas surgen comportamientos como el lavarse las manos compulsivamente y revisar obsesivamente para asegurarse de que el bebé está respirando.
“Esto es parte de casi todos los comportamientos obsesivos compulsivos durante los primeros meses luego de la llegada del bebé,” me dijo la investigadora de cerebros maternales, Pilyoung Kim. “Las madres reportan niveles muy altos de patrones que siguen pensamientos de cosas que no pueden controlar. Están pensando constantemente sobre el bebé. ¿Está sano? ¿Enfermo? ¿Satisfecho?”
“En las mamás primerizas, hay cambios en muchas áreas del cerebro,” continúa Kim. “Hay un crecimiento en regiones cerebrales involucradas en la regulación de las emociones, regiones relacionadas con la empatía, pero también con lo que llamamos motivación maternal, y yo creo que esta región puede estar asociada en gran parte a comportamientos obsesivo compulsivos. Tanto en los animales como en los humanos, durante el periodo de post parto, hay un enorme deseo de cuidar a su hijo.”
Hay varias regiones cerebrales interconectadas que ayudan a impulsar comportamientos y ánimos maternales.

Científicos le han seguido el rastro a la actividad cerebral de las mujeres viendo fotos de sus bebés y de bebés de otras personas que no conocen. (Sociedad de Neurociencia)
Los investigadores están particularmente interesados en el set de neuronas con forma de almendras conocida como la amígdala, la cual ayuda a procesar los recuerdos e impulsa reacciones emocionales como el miedo, la ansiedad, y la agresión. En un cerebro normal, la actividad en la amígdala crece en las semanas y meses luego de haber dado a luz. Los investigadores creen que este crecimiento tiene correlación con el comportamiento de una madre primeriza –una amígdala que se ha vuelto más grande hace que ella tenga una hipersensibilidad hacia las necesidades de su bebé– mientras un coctel de hormonas, el cual encuentra más receptores en amígdalas más grandes, ayudan a crear un ciclo de retroalimentación positiva para motivar los comportamientos maternales. Los científicos han descubierto en varios estudios que con solo mirar a su bebé, el centro de recompensas del cerebro de una madre comenzará a funcionar. El circuito del cerebro maternal influencia en la forma dulce que tiene una madre para hablarle a su hijo, en lo atenta que es, e incluso en el afecto que sienta hacia su bebé. Por lo tanto, no debería resultar sorprendente que una amígdala dañada sea asociada con niveles más altos de depresión en las madres.
El daño en la amígdala de los bebés también podría afectar la unión entre madre e hijo. En un estudio publicado en 2004 en el Journal of Neuroscience, se descubrió que era menos probable que bebés de monos con lesiones en sus amígdalas vocalizaran su angustia, o que escogieran a sus propias madres por sobre el resto de los monos adultos. La capacidad de un recién nacido de distinguir entre su madre y cualquier otra persona está vinculada con su amígdala.
























La actividad en la amígdala también es asociada con los fuertes sentimientos de una madre sobre su propio bebé versus los bebés en general. En un estudio sobre la respuesta de la amígdala en madres primerizas llevado a cabo en el 2011, las mujeres reportaron sentirse más positivas viendo fotos en los que se viera a sus propios bebés sonriendo en comparación con fotos de bebés desconocidos sonriendo, y su actividad cerebral reflejó esa discrepancia. Los científicos tienen registros de respuestas cerebrales muy marcadas –en la amígdala, tálamos, y en todas partes– entre las madres cuando miraban las fotos de sus propios bebés.
Los investigadores asociaron una respuesta mayor por parte de la amígdala cuando veían las fotos de sus propios hijos fue con una menor ansiedad maternal y con menos síntomas de depresión. En otras palabras, el cerebro de una madre primeriza cambia para ayudarla a sentirse motivada para cuidar a su bebé pero también puede ayudar a estabilizar su propio estado emocional. En el estudio se puede leer lo siguiente:
“Así, una respuesta mayor por parte de la amígdala al rostro de un bebé propio, tal como se observa en nuestro estudio, probablemente refleja una respuesta, sentimientos, y experiencia maternal con aspectos pro-sociales más positivos. Las madres que experimentaron niveles más altos de ansiedad y niveles más bajos de ánimo demostraron tener una respuesta menor por parte de la amígdala a su propio bebé y reportaron tener actitudes y experiencias parentales más estresantes y negativas.”
Mucho de lo que sucede en la amígdala de una madre primeriza tiene que ver con las hormonas que fluyen hacia ella. La región tiene una alta concentración de receptores hormonales, como la oxitocina, la cual surge durante el embarazo.

























“Vemos cambios a niveles hormonales y cerebrales,” me dijo en un correo electrónico la investigadora de cerebros, Ruth Feldman. “Los niveles maternales de oxitocina –el sistema responsable por la unión entre madre e hijo a lo largo de todas las especies mamíferas– aumenta dramáticamente durante el [periodo] de embarazo y post parto y mientras más involucrada esté la madre en el cuidado del bebé, mayor es el aumento en la oxitocina.”
La oxitocina también aumenta cuando las mujeres miran a sus bebés, o escuchan los ruidos y llantos de sus bebés, o cuando se acurrucan con sus bebés. Un aumento en la oxitocina mientras amamantan puede ayudar a explicar el por qué los investigadores han descubierto que las madres que dan de amamantar a sus hijos son más sensibles al sonido se los llantos de sus bebés que las madres que no les den de amamantar. “Las madres que amamantan muestran un nivel mas grande de respuestas [cerebrales] hacia el llanto de sus hijos en comparación con las madres que alimentan a sus bebés con fórmulas en el primer mes después del parto,” dijo Kim. “Es realmente interesante. No sabemos si es el acto de amamantar o la oxitocina u otro factor.”
De acuerdo a Feldman, lo que los científicos sí saben es que el convertirse en madre se ve –por lo menos en el cerebro– muy parecido como el enamorarse. Lo cual ayuda a explicar el por qué muchos padres y madres primerizos describen ese sentimiento cuando conocen a su recién nacido. A nivel cerebral, las redes que se vuelven especialmente sensibles son aquellas que implican una dimensión social y de vigilancia –la amígdala– así como también redes de dopamina que incentivan el priorizar al bebé. “En nuestra investigación, descubrimos que los periodos de unión social involucran cambios en los mismos circuitos ‘de afiliación,’” dijo Feldman. “Demostramos que durante los primeros meses del ‘enamoramiento’ suceden algunos cambios similares entre parejas románticas.” Incidentalmente,investigadores descubrieron en un estudio del 2013 que este es el mismo circuito es el que hace que los bebés tengan un olor tan atractivo para sus madres.


Las asociaciones neuronales entre el amor maternal y romántico, 2003 (University College London)
Los mayores cambios cerebrales ocurren cuando la madre tiene a su primer hijo, aunque no está claro si el cerebro de una madre vuelve a ser lo que era antes del parto, según lo que me dijeron varios neurólogos. Y, sin embargo, los cambios cerebrales no se hacen presentes solamente en las madres primerizas.
Los hombres muestran cambios similares cuando están profundamente involucrados en el cuidado de sus hijos. Peor la oxitocina no parece impulsar el comportamiento cariñoso de la misma forma que lo hace en las madres, descubrieron Feldman y otros investigadores en un estudio del año pasado. En vez de eso, el cerebro paternal de los hombres cuenta con el apoyo de una red socio cognitiva que se desarrolla en el cerebro de ambos sexos más tarde en la vida, mientras que las mujeres parecen haber evolucionado para tener una “constelación de comportamientos de cerebro-hormonas” que las prepara automáticamente para la maternidad. Otra forma de mirarlo: los planos para el comportamiento maternal existe en el cerebro de las mujeres incluso antes de que tengan hijos.
Entonces, quizás la maternidad es realmente como un espacio secreto en el cerebro de la mujer, esperando a ser descubierto. “A pesar de que solo las madres experimentan lo que es el embarazo, el parto, y la lactancia, y que estas las preparan de una forma poderosa para entregar un cuidado maternal por medio de la sensibilización de la amígdala, la evolución creó otros caminos para la adaptación al rol parental en los hombres humanos, y esos caminos alternativos van de la mano de la práctica, sintonización, y con la entrega de cuidado y cariño día a día,” escribieron los investigadores.
En otras palabras, el simple acto de cuidar a tu bebé crea nuevos caminos neuronales aún no descubiertas en el cerebro de los padres.
Visto en The Atlantic  

3 verdades sobre las madres que se hacen una cesárea


























Muchas veces consideramos que el parto real sólo es el “tradicional.” Es hora de cambiar eso.
Cuando estas embarazada esperas con ansias a tu bebé. Imaginas como será su cara, como será el momento en el que al fin lo tengas en los brazos y puedas tomar su pequeña mano. Claramente sabes que no será sencillo, pero al mismo tiempo, estás segura que será el momento más bello de tu vida.Lamentablemente, muchas veces vemos que existe un cierto “estándar” a la hora de hablar de dar a luz.
Pareciera que el parto normal fuera el ideal y que las cesáreas estuvieran en una categoría completamente diferente. Quiero que eso cambie, necesito que eso cambie: es hora de que estas madres también reciban todos los “me gusta” del mundo en Facebook.
Hacerse una cesárea muchas veces es algo inesperado. Por meses imaginé como sería cuando tomara a mi hija en brazos por primera vez, pero unas semanas antes, hubo una complicación que dejó claro que eso no sucedería. Estaba en shock ¿Cuánto me demoraría en recuperarme de la anestesia antes de poder ver a mi hija? Esta y muchas otras preguntas fueron las que pasaron por mi cabeza. El proceso de recuperación tampoco fue sencillo y sentí que muchas veces la gente no tomaba en cuenta todo lo que había pasado. Las cesáreas no son un juego de niños y sé que muchas otras madres piensan lo mismo, es esto lo que quiero compartir con otras madres que hayan pasado por la misma experiencia. Nosotras también somos increíbles.

1. Somos valientes
























Enfrentarse a una cesárea no es algo sencillo. En mi caso estaba sola y mi esposo no pudo entrar a la sala conmigo hasta después de haber recibido la epidural. Esto significa estar rodeada de doctores y enfermeras que no conoces muy bien mientras sigues recordando una y otra vez que esta no era la forma en la que querías conocer a tu pequeña o pequeño. Enfrentarte a este momento y transmitirle todo el amor del mundo a tu bebé requiere fuerza y determinación.

 2. Somos fuertes























Una cesárea claramente no es un parto normal, pero no porque no sea igual de complicado, riesgoso y hermoso, sino porque al final es una cirugía. Requiere cortes y suturas, requiere una recuperación lenta. La última vez que me habían operado estuve en cama por una semana y media, pero eso no es lo mismo que les pasa a las madres que pasan por una cesárea y ciertamente no fue lo que hice cuando yo misma volví a casa con mi bebé en brazos.
Lo que hacemos es completamente lo opuesto: estamos ahí, listas y dispuestas para nuestro bebé independiente de como nuestro cuerpo y nuestra mente se sientan. Se requiere fortaleza emocional y física para sobrellevar una cesárea y su recuperación, la cual puede durar meses.
Sin embargo, nada importa cuando tienes a tu bebé en tus brazos.

 3. Somos hermosas


























Convertirse en madre nos marca de forma emocional y física. Para quienes hemos pasado por una cesárea, las cicatrices que nos quedan son las marcas más importantes que podemos tener en nuestro cuerpo.Nunca sentiremos vergüenza de mostrarlas, independiente de lo que nos digan. Estas cicatrices nos recordarán el momento en el que trajimos a nuestros hijos al mundo y el momento en el cual nuestro cuerpo se convirtió casi de forma literal en una puerta a través de la cual ellos llegaron a nuestras vidas.

20 formas de demostrarle a tu pareja cuánto la amas, en lugar de simplemente decírselo





En el amor a veces hay cosas que es mejor demostrarlas
A veces estamos demasiado preocupados de decirle a nuestra pareja cuánto la amamos, todo el tiempo. Sin embargo, a veces lo que más vale es tu forma de actuar con tu pareja, en lugar de desvivirte hablándole de tu amor.
A veces es mejor demostrarle a través de sencillos gestos o palabras ese inmenso amor que sientes. Aunque no lo notes, sí hay instancias en las que puedes hacerlo, y él también. Si no me crees, mira a continuación:


1. Preguntarle qué tal estuvo su día y comentar los detalles con ella.

2. Cuando tu chico te ofrece su chaqueta cuando sientes frío. Está preocupado por tu salud y quiere que estés bien.

3. Cuando te llama durante el día para hablar contigo. No importa de lo que sea, sólo quiere escuchar tu voz.

4. Cuando le dices que viste algo por ahí y te recordó a él.

5. Cuando te dice que está orgulloso de ti y le encanta verte feliz.

6. Hacer las cosas que a ti no te gustan tanto sólo porque a tu pareja le encantan.

7. Desearse éxito mutuamente para cuando se presentan desafíos.




















8. Cuando te pide que le avises que llegaste bien a casa. Y cuando tú lo haces, también.

9. Cuando le dices que soñaste con él.

10. Que te diga que hoy pensó todo el día en ti.

11. Cuando se hacen cumplidos mutuamente.

12. Cuando está ahí para cuidarte mientras estás enferma.

13. Cuando hace planes y te incluye en ellos.


14. Cuando está interesado en conocer a tu familia, y tú a la suya.

15. Tomarse de las manos y abrazarse.

16. Que te ayude a estudiar para ese difícil examen.

17. Cuando te obsequia cosas sin que sea una fecha importante.

18. Esa sonrisa que aparece cada vez que se ven.

19. Compartir sus cosas contigo, y tú con él.

20. Que te diga lo linda que estás, a pesar de que no sea tu mejor aspecto.